viernes, 22 de julio de 2011


No dejó ningún paisaje. No lo recuerdo.
Un día por la mañana oí maletas y puerta cerrar. Me levanté y padre no estaba. Madre dice que dijo que tenía que irse. A atender unos asuntos. Yo sé que marchó para no volver. No amaba a mi madre, sólo quería una madre. Nunca quiso hijos. Puerta cerrar.

El otro día, de casualidad, me lo crucé. Me subí a un autobús y llegué hasta aquí, hasta estas calles que ya no me pertenecen, que ya no piso con la decisión y confianza de la niñez, con esa sensación de derecho legítimo sobre la vida. Ahora las camino cediendo paso, con vergüenza por haber creído volar, vergüenza de haber mirado a los demás y opinado de sobre la alegría y la pena y las cosas que deben hacerse. Las transito con pena. Aún no sé muy bien por qué he vuelto, qué es lo que busco. Y lo encontré a él. Le costó trabajo reconocerme, tardó un rato. A mi no. Le dije si quería que hablásemos, que me apetecía contarle algunas cosas que estaba haciendo. Me contestó que no, que no quería decepcionarse. ... –dejó unos puntos suspensivos y continuó- ... yo nunca quise tener hijos –mientras me mira con un intento de tacto y deja más puntos suspensivos- ... tu madre insistió. Ni siquiera casarme quise.
-¿También insistió?
-No, esos fueron mis padres, bueno mi madre, la abuela, ya sabes...
-No, no sé.
Y algunos puntos suspensivos más.
-Bueno...
-Bueno.
-pues ...
-nada.
-Ya nos veremos, no?
Ahora yo dejo puntos suspensivos y...
- ... Claro.

Me niega sin renegar. Nunca me buscará. Y tengo que aceptarlo. Y lloro. Así es.

Sonrío a cámara y todo sigue su curso.

Esta ciudad me dice que me marche.

Pienso en mi padre. Cuando paso por ciertos lugares pienso en mi padre. Cuando leo un libro, pienso en mi padre. Cuando me lavo los dientes. Pienso en mi padre si escucho una música que un día me contaré. Pienso en mi padre con cada hombre que estaré. Pienso en mi padre en un paso pienso en mi padre.
Puerta cerrar.

Fracción, aperitivo, de "Cañita madrileña" relato incluído en la antología LA VIDA ES UN BAR -Relatos de noche- MALASAÑA (Ed. Amargord) y dirigida por Carlos Salem. Recomendadísima para verano.

(...) Quería conocer, experimentar. Demasiado tímida. Me lo bebí todo. Mientras miraba. A los demás. Siempre les pasan cosas a los demás. Yo me las bebo y cuando despierto pasó de todo, y hasta lo que no recuerdo pasó. Y pasa la vida decía Amador. Y todo pasó. Y no me enteré de nada. Me lo bebí todo y ahora lloro por lo que se me está por escapar y me nombra –otra vez- y lloro. Con falta de serotonina. Insuficiente, y toma pastilla, para que sea suficiente, suficiente para qué, igual es que no fabrico suficiente serotonina, suficiente, suficiente para qué, interrogación y toma pastilla, tomo uno, toma dos y tomo tres. El estrés me desanima y con la toma de serotonina me conformo con esta línea recta del equilibrio. El primer volumen de esta enciclopedia es insuficiente para esta alcohólica de doma york y música de fondo. Necesitaría una segunda toma.
Toma 2. Ext. día. En la esquina de una calle con otra siempre hay un músico en saxofón, como Dino di Marco, y todo huele distinto. En saxofón y contra el mundo, tocando un saxofón tenor para deleite de nuestras esquinas con gusto por hacerse convexas.
Tomo tres. Y fundido a negro. 
(...) 

Que me dejes en paz -por ejmplo-


Trompeta en clave de mahou
consecuencias en clave de sí
y un NO mayor.
Viajeros afuera, al extranjero
y vivir ausencias como banderas.
Me niego.
No estamos solos,
y no hablo de compañía,
sino de conciencia.
Ya vale de repetirnos las zancadillas.
Y que conste, si es que constar constara, que
no te odio, te obvio.


Y sonrisas de pañuelo de lágrimas
con aceitunas, que siempre (casi) gustan
y esperar despueses que digan algo
y, por supuesto, no mirarte nunca a los ojos
para que no confundas que eso, era para ti,
solamente
para ti
no en mi ego.
...y qué de ego tengo cuando te llego
y qué de faltas de asistencia
digo
de respeto cuando mi NO mayor. Qué pena.


Pestañas de lombrices y enredaderas
en desierto sugerido de vaqueros y road muvies
para nada.
Seguimos siendo los mismos
y aún
de verdad
no nos preocupa.